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Destruyendo mitos del mundo lésbico

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Divagando

Ser tú

Búscala, no dejes que se vaya, no permitas que cruce la puerta. Si la cruza, estarás perdida, no sabrás nunca más quién eres, te perderás dentro de ti misma.

Retenla, haz que se quede contigo, prométele que serás mejor, más paciente, más generosa, más respetuosa, más guapa, más alta…

Miéntele, dile que vas a cambiar, que todo será como ella siempre había soñado, que harás todo lo que te pida. Ya habrá tiempo para negociar los detalles.

Recuérdale porqué estáis juntas, el día que os conocisteis, lo bien que lo pasasteis en aquel viaje, las promesas que os hicisteis y que aseguró que nunca te abandonaría. Eso le ablandará el corazón.

Haz que se quede. A toda costa. A cualquier precio.

Porque si se va, si ya no vuelve, te darás cuenta de que eres toda de mentira; apenas un muñeco construido a su gusto, por y para ella.

Y tendrás que reinventarte, y tendrás que buscar a otra que te diga quién ser, cómo ser, qué soñar.

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Blanco

Propósitos para el año 2014

 

 

 

 

Café cortado cósmico

“Ya no necesito Dios y me falta amor”

Has de leer lo que te escribo, lo he oído (amigos), lo he leído (Houllebecq), lo he pensado (cerebro).

¡Bienvenida al 2013! ¡Bienvenida al descanso!

El juego de la primera parte, ha sido de tus padres, te decían que estudiar te aseguraba un trabajo mejor, y lo hiciste.

La universidad te defraudó, porque no te sentías como los protagonistas en una película del mayo del 68.

Ahora acaba la primera parte, descansa con la crisis, descansa de salir con amigas que calibran su autoestima si ligan. Sin carpeta que forrar, se han convertido en agujeros para los chicos.

Para ti cada fin de semana, es una radiografía de otro, y las conversaciones son solo un control más c y un control más v.

Los conciertos son las nuevas misas.

Rezas a gritos letras de 5 tíos con conocimientos musicales, que expresan tristeza, alegría, historias que te pasan. Lo de Jesús no te pasaba.

Hay una chica que te gusta, no, más bien es una obsesión, porque no eres correspondida. Te miras a ti misma y esa obsesión se unta en la tostada, en el yogur, en la crema. Vomitas chistes pero tragas tristeza: “Cada día que amanece el número de tontos crece”.

Quieres ser feliz y graciosa de un día para otro. Quieres sentirte segura de ti misma. No tienes milagros, no crees en una sola cosa para luchar a saco por ella. O careces de valor.

Es fácil aprenderte una letra y cantarla junto con el cantante, porque en esa frase está el sentido de tu vida y todos y tú la coreamos: “Ya no necesito Dios y me falta amor.”

En los minutos del día, necesitas sentirte protagonista, explayarte en el show de los demás, invadir su silencio, empujarte a ti misma encapsulada a un tobogán ya de soledad.

Quieres cambiar y conocerte, decidir qué hacer con tu vida. Pero los semáforos, nunca paran. No paran los coches. Andas con lento paso.

Y quieres que te bese. Y quieres escribir todo lo que sientes por ella. Quieres regalarle botes llenos de lágrimas de risa. Quieres hacerla reír. Quieres que te haga pensar.

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En breve se inicia la segunda parte.

Ya no puedes andar más lento, respiras alquitrán de coches rutinarios de avenida rutinaria. Sientes vacío existencial en la camiseta que llevas.

Trabajas, pero no tienes niños.  El tiempo libre es demasiado libre y las vacaciones son una gran losa. Los compañeros dicen que firmes una hipoteca. ¿Una hipoteca es un entretenimiento de 4 horas todas las tardes?, les preguntas. Te miran como respuesta.

Tus oídos ensordecen con esa música de letras, que añoran un amor que no tienes. Sabes que has tenido amor y que esperas tener.

Has de vivir, ¿cómo? ¿para qué? Eso has de buscar. Se acaba el tiempo.

Ya empieza la segunda parte, es más rápida que la primera, el público, gente mayor vocifera: ¡no tenéis valores!, pero tú sabes que no serás un robot, que tienes sentimientos. El equipo rival son unos adolescentes-veinteañeros, tú tienes treinta, pero descubres que ellos son tus enemigos, su inconsciencia publicitada por optimismo es su camiseta.

Regateas contra uno que es líder por sus lecturas veraniegas:  “Mein Kampf” y el discurso de Kennedy preparado para declarar la tercera guerra mundial, pero que comenta que espera no ver la guerra de Siria.

Tú llevas un tercio de vida jugado, aprendiste de pequeña que los cordones puedes atarlos de dos formas diferentes y también que la justicia no existía. Así que desde pequeña supiste que había trampas. Y si un valor tan grande como la justicia no existe, mejor no seguir. Si el mundo fuera justo en África los niños no comerían moscas y nosotros no viviríamos tan de puta madre, esa indiferencia hace que el mundo sea injusto.

Mejor dejar a esos adolescentes-veinteañeros, que arrreglen el mundo, que vaticinen no guerras; a tu edad no sabes que ocurrirá, es simple: tienes miedo.

La grada grita: ¡La vida es una mierda!

Sigues jugando en contra. Empate.

Es tu gran final, tienes que parar esta vorágine de pesadumbre, puedes hacerlo…(puedo fallar ese penalti).

Café cortado cósmico

“Limpia, fija y da esplendor”

He aquí el lema que reza en la Institución de la Real Academia de Española de la lengua, (RAE).

¿Lesbiana en el diccionario de la RAE,  en 1884?

Lesbiano, na: Lesbio. Natural de Lesbos. Perteneciente á esta isla del Mediterráneo. Regla lesbia.

¿Qué es la regla lesbia?

Es una cercha.

¿Y cercha?

Regla delgada y flexible de madera, que sirve para medir superficies cóncavas o convexas. También en las ciencias o artes, precepto, principio o máxima.

¿Homosexual en 1936?

Sodomita.

Sodomita: Natural de Sodoma. Perteneciente a esta antigua ciudad de Palestina, donde se practicaba todo género de vicios torpes; sodomía.

Sodomía: Concúbito entre personas de un mismo sexo, o contra el orden natural.

Concúbito: Ayuntamiento.

Ayuntamiento: Acción o efecto de ayuntar o ayuntarse.

Ayuntar: Juntar. Añadir. Tener cópula carnal.

¿María Moliner?

Homosexual: Se aplica a las personas que satisfacen su sensualidad sexual con las de su mismo sexo, y su orientación sexual, etc. Bardaja, bardaje, bollera, guarrón, bujarrón, cachapera, cacorro, fleto, garzón, gay, invertido, jula (julandrón o julay), lesbiana, loca, mamplora, marica, maricón, maricona, mariposa, mariposo, mariposón, mariquita, mayate, nefandario, ñaño, pájaro, patuleco, pederasta, puto, rosquete, sarasa, sodomita, somético, tortillera, tríbada (o tríbade), uranita, volteado.

De la otra acera (o de la acera de enfrente), de la cáscara amarga. Perder aceite, salir del armario, entender, outing.

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¿Lesbiana en el s. XXI y XXII edición?

Lesbiano, na: Lesbio. Mujer homosexual.

Lesbio: Natural de Lesbos.

Lesbos: Isla griega en el mar Egeo, famosa por la poetisa Safo, cuya capital es Mitilene.

Safo: símbolo del amor entre las mujeres.

Mujer: Persona del sexo femenino.

Homosexual: Dicho de una persona con tendencia a la homosexualidad..

Homosexualidad: Inclinación hacia la relación erótica con individuos del mismo sexo.

Erótica: Perteneciente o relativo al amor sensual.

Amor: Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir,  comunicarnos y crear.

 

 

Café cortado cósmico.

Salí del armario ante mi madre y de pie.

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-¿Te ha resultado difícil vivir siendo lesbiana? -me pregunta una amiga.

-Sí -contesto sin querer.

Pienso la respuesta.

Pienso la pregunta.

Sigue ese sí  conmigo.

Ese sí…

Fue una noche, en Vetusta, la muy provinciana y leal ciudad a una hora concreta, cuando me escuché y paré de crecer en el armario ante mis padres.

La pandilla organizábamos una fiesta sorpresa por los 31 cumpleaños de dos de nuestras amigas. Los regalos fueron muy acertados: un ambientador «Chispas» para una y para la otra, fuimos a la superviviente tienda de música al lado del cine cerrado y entre las novedades nos debatíamos entre: «Lady Gaga» o «Supersubmarina». Ganó nuestra edad y nuestro gusto ya que nadie sabía ¡quién leches era Lady Gaga!

La puesta en marcha de dicho evento sirvió para cerciorarme de la inutilidad de mis amistades para cumplir con una convocatoria de un sitio y de una hora.

Tener móvil parece que es un salvoconducto para llegar tarde o no llegar sin ningún tipo de excusas.

Así que como plan 2.0, ante los esperados mensajes de una protagonista tipo: «no voy, no salgo al final». Aunque dijera antes: «sí salgo», faltando por lo tanto a convencionalismos sociales de cierta educación y provocando que las suelas de goma de zapatillas camping de sus amigos se desgastasen impacientes en el veranillo de San Miguel al morir ante la criba de cambio de armario del invierno, fui yo la encargada de llamar implorando que necesitaba su presencia y solicitaba un ideario para cerrar ¡por fin! la puerta de ese armario de mis padres, conmigo fuera.

Ahí sufrí una pequeña alerta, percibí innecesaria una ayuda ajena argumentativa sobre mi vida. Pero como el que oye llover.

¿Mis padres?

Gente que han comido pasta a partir de 1950 y no han usado jamás camiseta. Gente que pasa por Fátima, rezan, paran y son diestros en el juego del mus pero sin órdagos.

El típico perfil de personas deseosas de escuchar nada más nacer que su hija es lesbiana.

Y mientras esperábamos a una del cumple y mientras los consejos sobre mi futuro de descanso emocional saltaban, y también mientras las cervezas mitigaban las bravura de las patatas, ¡de repente! desconecté de la realidad y como espectadora paralela de mi vida,  con cautela subí a una escalera imaginaria de juez de las pistas de tenis y me vi y vi a «esos mientras de antes»: cervezas, patatas  y amigos. Y como invertíamos tiempo para ir a la fiesta sorpresa también sorpresa en su preparación y oía esa ayuda ajena argumentativa y me juzgué a mí misma, desde allí arriba como: tonta.

Veredicto: una fecha ineludible.

Días después: Me convoqué.

Hora: Salida del trabajo de mi madre.

Sitio: Cafetería.

Mi novia me había recomendado, un sitio imparcial. Sitio de decibelios controlados por el que dirán de los camareros, donde mi madre no pudiese ganar en ningún aspecto.

¿Pareja? Ayuda. Ayuda tener un pilar contigo en esos momentos, hace de acelerador de partículas, hace de mirador de tu paisaje, hace de red para tu salto. Es la primera llamada que harás al salir.

¿Selectividad? Aún no tenía móvil.

¿Primer examen de carrera? ¿Carné de conducir?

En tu vida cambia el primer interlocutor de las llamadas importantes.

Llega el soberbio día y mis zapatillas camping y yo, no sabíamos ninguna cuanto nos quedaba por vivir, pero caminamos.

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Repaso mentalmente el discurso. No lo llevo apuntado porque creo que me certifica como débil.

El discurso está en negrita:

Mamá, tengo que contarte algo. Me gustan las chicas.

Recomendación de mi hermana, la palabra lesbiana es muy fuerte.

Lesbiana.

Si el móvil es el salvoconducto para no llegar a tiempo, para decidir vivir en armarios, para no decir nunca la verdad, ¿cuál es la excusa?, ¿existe?, ¿pudor?, ¿educación?, ¿daño ajeno?, ¿escasez de vocabulario?. Pienso que el mundo está regido por maleducados, porque les dejamos hablar, pensar y creérselo.

Estoy saliendo con una chica. No es la primera.

Recomendación de mi pareja: no es la primera, déjalo bien patente, no vaya a ser que me tomen manía.

Díselo a papá, que tengo más confianza contigo.

Recito mi discurso de tres líneas, camino y miró mi reloj de pulsera: mi móvil, ¡está sin batería!

Ahora repito en mi memoria los números del móvil de mi novia.

Mi primer obstáculo, la puerta del portal.

¿Cómo la sorteo?

Llamando al interfono.

Mi madre no puede bajar.

Subo a su despacho.

Llevo haciéndolo desde hace años, casi a la edad de esa foto que tiene en su mesa de trabajo. En ella estamos mi hermana y yo, y a nuestra espalda la ciudad de San Sebastián.

¿Por qué sabemos qué somos pequeñas en esa foto?

A veces me cuesta reconocer mi vejez. No hay píxeles, no hay cejas depiladas, sí hay hombreras, unas sonrisas disecadas y unas zapatillas camping.

Espero en la habitación contigua a mi madre y a su visita y el ordenador no me entretiene porque no me sé la contraseña, así que la busco. Busco por la pantalla pequeños papeles con mensajes alfanuméricos y no los encuentro. Desisto en mi ardua labor detectivesca y me fijo en los detalles de esa habitación.

Me fijo en un montón de folios y el vaso de tubo que usa mi madre sellado con su pintalabios. Del montón de folios sucios para escribir notas, rasgó uno y apunto el número de teléfono de mi novia.

Un papel cuadrado que me acompaña en el bolsillo.

Días después, puede que lo salve de la lavadora y sonría al verlo.

Y veo esa foto con mi hermana en San Sebastián, con las mismas sonrisas. Al lado, la foto de mi padre llevando a mi hermana al altar. La del bautizo de mi primera sobrina. La de la comunión de mis dos siguientes sobrinos.

Mi madre sale de vez en cuando, solo para sonreír, solo para demorar más su tardanza con esa sonrisa intermitente.

Ella bebe agua en su vaso de tubo, tiene sed.

Diez minutos más tarde.

-Tengo una llamada perdida de Fernando. Voy a llamarlo -me dice.

Lo llama. No obtiene respuesta.

-¡Vámonos! -me dice y entra al cuarto de baño.

Ring, ring, ring. Llama su amigo: Fernando

-Sí. Sí. Te dejo que quiero ir de compras con mi hija.

Salimos del despacho.

Salimos del portal.

Mi madre quiere ir a las rebajas a la derecha.

Yo quiero ir a la izquierda.

Segundo obstáculo.

Reconozco mi dolor de barriga de todo el santo día y le digo que quiero una manzanilla.

No quiere ir a la cafetería más cercana para no encontrarse con Fernando el de la llamada porque…

Tercer obstáculo.

-No hay ninguna más cerca -me dice.

-Mamá, yo no quiero ir a ninguna lejana

Declina y decidimos entrar al fondo de la cafetería.

Ella se sienta.

Mis zapatillas camping y yo no aguantamos más la verticalidad, me ayudo de mis dos manos que caen encima de la mesa, se apoya mi cuerpo, respiro por la boca, mis dientes aguantan el vendaval de palabras empotradas y digo:

-Me gustan las chicas.

Y empiezo a llorar. (Me siento).

-No pasa nada -dice mi madre. Solo se vive una vez. Ya lo sospechaba.

-(Y  le planto dos besos). Estoy saliendo con una chica y en breve me iré a vivir con ella.

Cuarto obstáculo: el tercer grado de mi madre.

(Solución: respuestas rápidas, sin pensar.)

-Y ella, ¿cómo es de facha? -me pregunta.

-Es más de izquierdas y de poca religión -digo yo.

-No -dice mi madre y se ríe. Que, ¿cómo viste?

-Normal, vaqueros, camisetas, femenina.

-Vetusta es una ciudad pequeña. Sé discreta -me alerta.

Le preocupa la promiscuidad para que no lleguen a romperme el corazón una y otra vez.

-Es un cliché homosexual -le digo.

-Me preocupa que no tengas familia.

-No es descartable.

-¿Estás enamorada? -me dice

-Un poco -contesto.

-Intenta no coger fama en Vetusta de lesbiana, por si luego te echas novio.

-No creo que eso ocurra -respondo.

-¿Desde cuándo sabes que te gustan las mujeres?

-Desde pequeña, nunca tuve novio, ni en el Instituto, ni en la Universidad.

Me despido de mi madre. Rezumo levedad.

Ahora falta llamar a mi novia, decirle que todo ha ido mejor de lo esperado pero no sé ¿dónde narices hay todavía cabinas en Vetusta?.

Mi madre se lo dijo a mi padre después.

Mi valentía se había desnudado.

Después mi hermana me informó.

Al día siguiente en el desayuno mi padre no tenía ni idea.

Mi madre le hizo sentar.

Mi padre dijo que no quería saber nada de la chica ni del tema.

Pero conozco a mi padre, sus cabreos son como las entrevistas de los entrenadores tras el partido. Un diálogo inocuo.

Mi hermana dice que nuestra madre dice que nuestro padre piensa.

Esta frase es todo un resumen de mi familia, aquello que piensa mi padre, se lo dice a mi madre, mi madre a su vez a mi hermana y después ella a mí.

Así que tras este juego infantil de «teléfono corrido», sé que mi padre piensa que los homosexuales son viciosos.

Entonces mi hermana preguntó a mi madre, tú piensas ¿qué tu hija, Café cortado cósmico es viciosa?

-No. Es todo corazón.

Fin.

Café cortado cósmico.

Un beso

Las hogueras al fondo presagiaban el final. Aquel bullicio, los gritos de impaciencia, el odio exacerbado, el miedo chillaba al final de la calle cuando Ana fue sacada, tras tres días y tres noches, de aquella oscura celda maloliente.

Todo había transcurrido muy rápido. Los dos últimos meses habían sido una noria de sentimientos donde, sin tiempo a pensar, había sido vapuleada por unos y otros. Ahora ya no sentía nada. El dolor había congelado cualquier sentimiento posible. Llegó a ser tan intenso que se destruyó a sí mismo, explotó como una supernova y dejó tras de sí el vacío.

Durante los últimos tres días y tres noches había repasado una y otra vez todo lo ocurrido sin conseguir entender como había llegado hasta allí.

Y ahora, ¡esos gritos! Toda esa gente esperándola a ella, deseando verla arder entre las llamas. ¿En qué momento había generado tanto odio en tantas personas? ¿Qué actos tan horrorosos había cometido para merecer aquello?

Todo su pecado se reducía a un beso. Un beso que ella apenas había recibido, un beso que apenas había conseguido paladear. Un beso que, sin embargo, era lo único que le ayudaba ahora a seguir avanzando entre los abucheos.

Dos meses atrás se habían conocido sin presagiar que tan poco les quedase por vivir. Le intrigó a Ana su forma de actuar, tan libre en sus sonrisas, tan diferente a todos los que había conocido hasta entonces, a ella misma.

¡Un beso! ¡un sólo beso les había llevado hasta aquí! Durante las tres últimas noches encerrada apenas había conseguido dormir. En la oscuridad, imágenes de su cuerpo desmembrado le atacaban el sueño. Veía su cara de dolor, sus ojos suplicando que aquello acabase, su voz implorando que la muerte se llevara por fin su cuerpo para descansar de tal tortura.

Y Ana escuchaba sus gritos de terror, lloraba asustada y lo único que conseguía pensar es que esperaba que su muerte fuese al menos mucho más rápida.

Luego lloró no haber dicho nada para calmar su miedo, no haber al menos gritado «estoy aquí, no estás sola». Lloró y lloraba ahora la soledad de su muerte, como sola moriría ella en unos minutos entre aquella multitud excitada.

Brujas en la hoguera

Cuando su madre entró en la cocina y les sorprendió, ella la empujó de su lado. Ana miraba a su madre sonrojada, su madre miraba a Eva con odio, Eva la miraba a ella sorprendida. Su madre gritó, Ana lloró y Eva intentó imponer el silencio. Demasiado tarde, el padre de Ana había oído los gritos de su mujer, había entrado a zancadas en la cocina y había agarrado del brazo a Eva.

El juez había dicho durante el juicio que ambas habían sido descubiertas revolcándose en la cocina, bajo el calor de las brasas, desnudas e invocando al demonio entre gritos de placer.

Ana sólo conseguía recordar los labios de Eva sobre los suyos y, tal vez, unos dedos que palpitaban sobre su pecho; ligeros, muy ligeros, buscando el hueco de su escote.

Le temblaron las piernas al sentirla tan cerca, igual que ahora le temblaban al estar en la plaza, en la masa de voces y cuerpos que rodeaban la pira de leña.

Sus padres habían intentado liberarla durante el juicio alegando que había sido víctima del demonio, argumentando que ella era inocente y Eva se había apoderado de su voluntad con brujería.

Algo así debía haber sido, ¿de qué modo si no habría ella besado a esa mujer?

Sin embargo, varios vecinos declararon haberlas visto juntas en más ocasiones y que, en alguna de ellas, Ana era quien buscaba el cuerpo de Eva bajo las faldas y refajos de su vestimenta.

Sólo la fe incuestionable de sus padres le había librado de ser torturada como Eva. Sólo la caridad del señor juez había evitado ser penetrada por aquella vara de pinchos, que rociasen sus pechos de comida y ofreciesen a las ratas su cuerpo.

El verdugo se acerca ya con la antorcha y Ana llora y tiembla de miedo ahora. Consigue susurrar clemencia pero nadie lo oye. Alguien le pregunta si quiere pedir perdón y arrepentirse antes de morir y Ana chilla aterrorizada «¡piedad!  ¡yo no era consciente de lo que hacía!».

Siente calor a sus pies y no puede dejar de gritar, de suplicar. Y mientras el calor se intensifica, unos segundos antes de que se convierta en dolor, grita su nombre, grita el nombre de Eva. Como Eva gritaba el suyo durante su tortura. Durante tres día le había oído gritar su nombre y ella no había tenido agallas para responder.

Ahora era Ana quien gritaba su nombre y entre las llamas, con los últimos espasmos de su pecho ahogado por el humo y la falta de oxígeno, recordó sus labios, sus dedos buscando el hueco de su escote.

Y en su último pensamiento, antes de abandonarse al fuego, desea encontrar a Eva en el infierno para acabar aquello que apenas nunca iniciaron.

Blanco

Chat de Lesbblog

Supón que eres lesbiana.

Introduce el texto de la imagen, si consigues leerlo.

CHAT

Para comprobar que eres una persona y no una máquina.

CHAT

¡Gracias!

¡Sí!

Las lesbianas son personas.

Ahora dentro del Chat se llega a un gran momento que no se da la importancia debida, como que fuese una asignatura en el instituto: la elección del apodo.

El nick (apodo) para escribir en este chat (charla) para lesbblog. (Una pequeña lucha contra los anglicismos).

Si es tu primera vez, elegirás “Safo”, porque quieres decir que eres lesbiana y culta.

No hace falta, el chat ya es selectivo y no intentes engañar no has leído nunca ningún poema de Safo. Así que ya puedes ahorrarte el nick de “Less_nombre”.

Es tu segunda vez en el chat, ya estás harta de las mismas preguntas, de dónde eres y qué edad tienes. Así que optas por lo que hace la mitad: “nombre_lugar_edad”.

No está mal, gana el pragmatismo a la originalidad.

Tu tercera vez, harta de lo anterior, escribes tu pésimo estado de ánimo: “esperándote”, “sobreviviendo”, “cacao mental”, “sihayamornoexisteninfidelidades”, “dimequemequieres”, “casada”, “aburrida”, “viudagordilesbi”…

Amor propio, positivismo, ¡por favor! Pero sin llegar a mentir: ”madura”, ”linda”, ”ojazos”, “guapa”,” buen cuerpo”, “amigable”, “femenina”, “masculina”…

Hasta llegar a escribir tu nombre normal, pasas por distintas fases:

-Con nombres para perfumes: “Afrodita”, “valquiria”, “cabello de oro”, ”Venus”…

-Con tu horóscopo.

-Con tus gustos de música indie.

-Con tú número de tarjeta de crédito y «cvc» para que la gente se haga algún regalo.

-Ya detectas a chicos que quieren chatear contigo, lo sabes por sus nicks: “soychicoyestoyenunchatdelesbianas”, (no suele ser tan evidente), más así: “activa”, “pasiva” ,”ama”, “sumisa”, “columpio asesino”…

-Con comida y bebida: “nestea”, “nocilla”, “lacasitos”, “danonina”, “sal de frutas”…

-Con inclasificables:”Ruperta”, “divina de la morgue”, “tres de copas”… (Futuros títulos de libros de autoediciones).

Hasta que escribes tu nombre.

¡Por fin! Ya bautizada, que podías  haber empezado por ahí, ¡a charlar!

(Espera que se instale el Java).

nicks

 

 

Café cortado cósmico

El Pasapalabra evolutivo de una lesbiana, que hizo, hace o hará, (o así se cree).

A) Angustia: ¿por qué a mí?

B) Batallas a la Iglesia.

C) Cabalgas a la izquierda

D) Deambulas desamparada ¿Por qué a mí?

E) Encarna, es la única Lesbiana que conoce tu madre 

F) Fantaseas, para ti las lesbianas no existen, sólo una (la de segundo A). Investigas a las camioneras, sigues con aquellas que tienen el pelo corto, aquellas que visten con camisa de cuadros, aquellas que llevan las uñas cortas, y las que nunca ligan. No lo dudas, para ti lesbianas son las chicas de ojos púgiles que te mantienen la mirada más que un niño pequeño. Hasta que crees que lo son todas.

G) Gimoteas porque jamás volverás al pueblo de veraneo con tus padres, ahora será en Ibiza de discoteca en discoteca.

 H) Hastiada te preguntas ¿Por qué a mí? ¿Se me notará?

 I) Idolatras el libro de Lucía Etxebarría: “Beatriz y los cuerpos celestes.”

 J) Jon Avnet dirige la película “Tomates Verdes Fritos” que tú ves y ves.

 K) Katie Perry es tu nickname para los chats. Para cuando te pregunten el porqué del mismo, contestes para poder cantar “I kiss a girl…”.

 L) Leonor Watling y Halley Berry son tus actrices preferidas.

 M) Maduras. Cuentas chistes sobre maricas.

N) Niegas ver Hospital Central, pero lo haces por Maca y por Esther.

Ñ) (Contiene la ñ). ¡Coño! Piensas que en el trabajo te destinarán a Nueva York, a un loft y que conocerás a grandes artistas.

O) Olvidas haber visto la serie “The L Word” con todos los capítulos y todas las temporadas, ¡zas! ¡Cómo de repente! y vuelves a verla por sexta vez, con todos sus capítulos y con todas sus temporadas.

P) ¿Por qué no te puede gustar la única lesbiana de Instituto, la de segundo A?

Q) ¿Qué pasa si eres lesbiana? ¿Quién eres tú? Sales del armario contigo misma, lo escribes en una hoja de cuadros del número 28 que guardas en tu cartera.

R) Rompes la puerta del armario con amigos mediante tu hoja de cuadros número 28 que guardaste en tu cartera.

S) Sales a intentar ligar.

T) Te gustaría ir a conciertos de Mónica Naranjo, pero Mónica Naranjo ya no da conciertos.

U) Usas el cedé de Marlango, para levantarte, para ir al trabajo, para el trabajo, para volver del trabajo, para llegar a casa, para estar en casa, para acostarte y así cada día.

V) Vuelves a darle al play. ¿Por qué?

W) (Contiene la W) Porque te gustan las canciones de Leonor Watling y su grupo.

X) Xerografía: sales del armario con tus padres mediante una fotocopia de la hoja de cuadros número 28 con la que previamente saliste del armario con tus amigos y que llevas guardada en tu cartera desde que la escribiste para salir tú misma del mismo.

Y) Yuyu: sales del armario en el trabajo.

Z) Y por último con la zeta: Zorra, ex pareja, perdón, ex novia.

                                                                                                                                                                                                                                                      Café cortado cósmico.

 

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